Los cafés arábicas se caracterizan por sus granos alargados, sus aromas delicados, sus sabores persistentes y ligeramente ácidos, su gusto afrutado y su cuerpo fin, sutil y aterciopelados.
Los cafés robustas tienen más cafeína que el arábica, en torno al 3 %. Su sabor es más fuerte, carácterizándoles granos redondeados. Sus plantas son mucho más resistentes, pero carecen de un aroma fino y agradable.
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